Archive for the 'Mente y cerebro' Category

La mujer salvaje

Llevo varios años leyéndolo. O, mejor, lo he leído varias veces en los últimos seis, tal vez siete, años. Y, como ocurre con las cosas buenas, cada vez que me aventuro en alguna de sus páginas me sumerjo y empiezo a bucear en el camino hacia mí misma. Hablo del libro Mujeres que corren con los lobos, de la sicoanalista junguiana Clarissa Pinkola Estés. ¿Sicoanalista? ¿Además, junguiana? Sí. Esto, que va en contravía de algunas de mis más antiguas creencias, se hace a un lado, porque basta leerlo para saber que la autora conoce la sicología femenina. Seguir leyendo ‘La mujer salvaje’

¿Es la especie humana superior a los otros animales?

¿Somos o no somos superiores los que pertenecemos a la especie humana por el hecho de poseer intelecto y conciencia? Buena pregunta. Yo creo que, desde el punto de vista biológico, somos una especie más y que nuestro cerebro ha sido un arma de doble filo.

Los lenguajes innatos con los que está dotada la especie humana, y los que la evolución cultural ha ido construyendo, sumados a la autoconciencia, la forma de inteligencia que nos caracteriza y la capacidad de manipular herramientas para lograr complejos objetivos son algunas de las estrategias para la supervivencia que se desbordaron de su ventaja adaptativa inicial.

El sueño de que somos superiores lo ha fabricado el mismo homo sapiens, específicamente esa parte de nuestra especie que se formó en la ideología del mundo occidental cristiano. Seguir leyendo ‘¿Es la especie humana superior a los otros animales?’

¿Por qué será que nunca he podido ver un OVNI?

Nunca he podido ver un Ovni. Tal vez es porque es muy poco probable que existan (por no decir que, por ley deOvni probabilidades, es prácticamente imposible). O porque creo que son un producto de la fantasía. Y aquí ocurre como con los fantasmas y con tantas otras cosas de la vida: para ver, hay que creer. O estar dispuesto a hacerlo. Yo estuve a punto de ver uno; pero no lo vi.

¿Por qué no existen los Ovnis? Esto lo explica con argumentos el Físico y profesor Jorge Zuluaga en un artículo publicado en su blog Astro-Physics Today. El artículo, titulado: OVNI: Objetos Voladores Neciamente Identificados, rebate con argumentos la probabilidad de que existan este tipo de seres y naves.

UFOConozco a varias personas que aseguran haber visto fantasmas y ovnis. Una de mis hermanas, no voy a decir cuál, pero tengo permiso de ella para contar la historia, está convencida de haber visto un OVNI. Con toda seriedad quiero aclarar que mi hermana no duda de lo que dice, que es completamente sincera al contar su experiencia y que no ha necesitado inventar historias fabulosas para llamar la atención.

Ocurrió hace muchos años, en una limpia y despejada noche, en el oscuro barrio donde nos criamos, que en ese entonces quedaba en las afueras de Medellín (el voraz crecimiento de la ciudad hace rato se tragó mi barrio, casi sin que nos diéramos cuenta de cuándo y cómo ocurrió). Como no me acordaba muy bien de esa noche, solo recordaba que ella estaba muy pálida y asustada, la acabo de llamar para que me refresque la historia, y es ésta:

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Anorexibulimia, más que hambre de hermosura

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(A propósito del debate suscitado alrededor del artículo injurioso que publicaron los periódicos mexicanos Mundo de Hoy y Lasalud.com.mx acerca del post que escribió Guauguau sobre las páginas Pro Anna y Pro Mía, considero oportuno reproducir este borrador de un artículo que escribí en 2003 sobre la incidencia del riesgo de padecer anorexibulimia que en ese año tenían las adolescentes de Medellín. Este artículo forma parte del grupo de textos que esta semana hemos venido publicando ¿Comunicación?, Blog de Víctor Solano; Parapolítica; Marsares, en Equinoxio; Café Guauguau; OIMC, por Thilo Hanish, y Markota, como protesta por la injuria de la que fue objeto Guauguau). _________________________________________________________________

La anorexia nerviosa y la bulimia, dos caras de una misma moneda llamada anorexibulimia, parecen haberse asentado en Medellín con carácter de pandemia. Sin embargo, la sola mención de esta enfermedad de origen mental genera mucha resistencia no solo entre los profesionales de la salud, sino entre los padres de los pacientes. La investigación adelantada por un equipo interdisciplinario arrojó en su primera etapa que el 30% de las mujeres adolescentes de la capital de la moda está en riesgo de desarrollar la enfermedad.

DEFINICIÓN
La anorexia nerviosa se caracteriza por «una negativa a
Anorexia mantener el peso en un valor igual o superior a un peso corporal mínimamente normal (<85% del peso esperado para la edad y la talla, o un índice de masa corporal (IMC) <17,5 Kg/mt²) o por una dificultad para lograr una ganancia de peso esperada durante el crecimiento. Junto con esta condición, a menudo se encuentra un miedo intenso por aumentar de peso, preocupación acerca del peso, una actitud de negación hacia el bajo peso que tiene la persona y hacia el impacto que esto tiene sobre su salud y presencia de amenorrea. Se han definido dos subtipos de anorexia nerviosa: uno caracterizado por atracones alimenticios con conductas de purgación y otro caracterizado por restricción en la alimentación.

(Tomado de Evidencia Clínica. Legis. Primera edición. 2002. Página 844. Otros temas: Incidencia/Prevalencia, Etiología/Factores de riesgo, Pronóstico, Intervenciones, ver páginas 844-868).

Carácter de pandemia le han dado el equipo de investigación de la Universidad de Antioquia (U. de A.) y el Hospital San Vicente de Paúl a la prevalencia de casos de anorexibulimia que se presentan en la ciudad de Medellín.

La investigación que desde hace más de cinco años adelanta este grupo interdisciplinario, liderado por la siquiatra y profesora de la Universidad de Antioquia Ana Lucrecia Ramírez Restrepo, comenzó por estudiar las conductas de riesgo en 970 adolescentes mujeres de 5 colegios de la ciudad, es decir, las ideas, conductas y creencias que las ponía en riesgo.

La investigación arrojó datos que permitieron anticipar una prevalencia tan alta o aún mayor que la de España y la de Argentina, donde ya tuvieron que declarar pandemia a la enfermedad. Seguir leyendo ‘Anorexibulimia, más que hambre de hermosura’

Estamos llenos de basura genética

Qué contiene a cabalidad todo el material genético que guarda el genoma humano es todavía un enigma para la ciencia, sobre todo porque los científicos han descubierto que aproximadamente el 95% del material contenido en el ADN no parece cumplir ninguna función concreta.

Proyecto genoma

No es ninguna novedad, pero por ello no deja de ser sorprendente. Luego de descifrar el genoma humano, investigadores del Proyecto Genoma hallaron largos trechos de ADN en la doble hélice que no parecen servir para nada, algo así como una especie de basura genética o ‘nanobasura’, que convive silenciosamente con esos otros genes cuyas funciones ya han sido descifradas.

El ser humano posee alrededor de 30 000 genes, repartidos en 23 pares de cromosomas, de cuyo contenido al parecer solo el 5% corresponde a genes que desempeñan papeles específicos, es decir, el 95% es basura conformada por inútiles parejas de bases nitrogenadas y de aminoácidos erráticos que se acumulan como desperdicios en una ínfima escala. Seguir leyendo ‘Estamos llenos de basura genética’

El arte de la guerra, según Sun Tzu

«Evita el combate que no puedas ganar».

Eso dice Sun Tzu, un estratega militar chino que escribió el que se considera uno de los primeros textos sobre estrategia y táctica militar. Se cree que Sun Tzu, vivió alrededor del siglo IV a.c.

Algunas de las perlas que encontré en «El arte de la guerra» dicen:

  • Si las tropas enemigas se hallan bien preparadas tras una reorganización, intenta desordenarlas. Si están unidas, siembra la disensión entre sus filas. Ataca al enemigo cuando no está preparado, y aparece cuando no te espera. Estas son las claves de la victoria para el estratega.
  • En consecuencia, un general inteligente lucha por desproveer al enemigo de sus alimentos. Cada porción de alimentos tomados al enemigo equivale a veinte que te suministras a ti mismo. Si utilizas al enemigo para derrotar al enemigo, serás poderoso en cuaquier lugar a donde vayas.
  • Así pues, la regla de la utilización de la fuerza es la siguiente: si tus fuerzas son diez veces superiores a las del adversario, rodéalo; si son cinco veces superiores, atácalo; si son dos veces superiores, divídelo.
  • La defensa es para tiempos de escasez, el ataque para tiempos de abundancia.En consecuencia, un ejército victorioso gana primero y entabla la batalla después; un ejército derrotado lucha primero e intenta obtener la victoria después.Esta es la diferencia entre los que tienen estrategia y los que no tienen planes premeditados.
  • Cuando induces a los adversarios a atacarte en tu territorio, su fuerza siempre está vacía (en desventaja); mientras que no compitas en lo que son los mejores, tu fuerza siempre estará llena. Atacar con lo vacío contra lo lleno es como arrojar piedras sobre huevos: de seguro se rompen.
  • Una vez que no tienes forma perceptible, no dejas huellas que puedan ser seguidas, los informadores no encuentran ninguna grieta por donde mirar y los que están a cargo de la planificación no pueden establecer ningún plan realizable.
  • Existen cinco clases de espías: el espía nativo, el espía interno, el doble agente, el espía liquidable, y el espía flotante. Cuando están activos todos ellos, nadie conoce sus rutas: a esto se le llama genio organizativo, y se aplica al gobernante.

También encontré en la misma página un completo glosario de estrategia militar:

«El arte de la estrategia, el libro de los cinco anillos», escrito por Miyamoto Musashi.

P.D. Más tarde, en la noche: Fernando, autor del blog Guatemalteco: Pensamientos, escribió un post muy bien documentado sobre este mismo libro.

Sin justificación para la guerra (Última parte)

Las cosas empezaron a complicarse para nuestra especie cuando inventó las armas. Hasta antes de la creación de las armas de fuego, las masacres se cometieron con espadas, lanzas, flechas, dagas, catapultas, etc. Para un ser humano normal, luego de recibir una estocada o una puñalada letal es poco lo que le sirve cualquier señal de sumisión.

Y esas mismas señales son inútiles cuando la víctima ya recibió el disparo de una pistola del mínimo calibre (.22) o cuando surgen en respuesta a los proyectiles que arrojan las armas de largo alcance, como son los fusiles, en las cuales el agresor no alcanza a ver el rostro de sufrimiento de sus víctimas ni las señales de dolor o de apaciguamiento. O frente a las armas accionadas a control remoto, como las bombas o los misiles. Es fácil apretar un botón mientras se oye música con los audífonos puestos. Resulta un acto impecable y aséptico para el ejecutor.

De otro lado, las guerras están presentes en todas las comunidades del planeta, pero a diferentes escalas y con distintas modalidades. En todos los tiempos ha habido genocidios, que han sido directamente proporcionales a la población mundial del momento. A lo largo de lo que conocemos como la historia de la cultura occidental, las luchas domésticas por el poder y por la supervivencia de las primeras comunidades, integradas por pocos individuos, se han transformado en otras que han alcanzado dimensiones de progresión exponencial, que se traducen en genocidios, como el de los judíos, y de exterminios de pueblos enteros, como el de los aztecas por parte de los españoles. Pero podemos devolvernos hasta los romanos, los griegos y los egipcios, para verificar las mortandades que han ocurrido hasta donde alcanza la memoria de la cultura, en las que los vencedores arrasaban ciudades enteras sin dejar ni siquiera piedra sobre piedra.

El hombre moderno, el Homo Sapiens versión siglo XXI, tiene inscrita en los genes la misma compulsión de su ancestro cavernícola por atacar en hordas, como lo mencioné en el artículo anterior, y a acumular cosas como símbolo de poder, lo que lo lleva a atacar a veces por una única razón: la ambición primitiva de poseer más, independientemente de cuánto ya posea. No se trata de tener MÁS sino de tenerlo TODO, para los períodos de escasez. Son instrucciones arcaicas, pero a los genes no parece importarle.

También tiene instrucciones que lo incitan a competir, a desconfiar de los extraños, a formar parte de grupos jerarquizados, a crear fronteras, a querer expandirlas, a creer en líderes y a seguirlos con obediencia, siempre y cuando él mismo no tenga niveles de agresividad suficientes como para que él mismo ambicione ser el jefe.

Por eso los líderes que son capaces de manipular las debilidades humanas, de justificar los ataques mediante la invención de enemigos extranjeros, de lograr enardecer multitudes tienen el poder de llevar a países y hasta a continentes enteros a la guerra y a lograr que millones de personas estén de acuerdo con ella y a apoyar y hasta encubrir o a “hacerse los de la oreja mocha” con los más horrorosos exterminios.

Sin embargo, nada de lo que dije justifica la guerra. También el hombre de las cavernas tenía la misma inteligencia del hombre moderno, con muchísima menos información y menos complejidad cultural, no había descubierto la rueda ni el caballo como medio de transporte, pero tenía el mismo acervo de valores morales y de la ética, que incluyen no matar a los de su misma especie. No hay que perder las esperanzas.

Quiero rematar diciendo que estoy en contra de la guerra, del armamentismo y de la prosperísima industria militar. Al mismo tiempo, encuentro absurdo que haya países que tienen un enorme arsenal nuclear y que ellos sí encuentren justificable tenerlo, con el argumento de que es un asunto de seguridad nacional. Pero, cuando sus objetivos potenciales de guerra intentan hacerse también a armamentos, entonces hay que impedirlo a toda costa, porque ellos sí ponen en riesgo la seguridad nacional. No tengo que mencionar nombres propios. ¿Por qué más bien no se desarman ellos?

Sin justificación para la guerra (1)

El brillante hombre moderno, con toda su tecnología nuclear y sus viajes interplanetarios, desde el punto de vista evolutivo y de su dotación genética, es el mismo de las cavernas. Ese hombre moderno surgió hace apenas unos 200 000 años y desde entonces no ha presentado cambios evolutivos apreciables. Suena absurdo y chocante, pero todo apunta a que es cierto.

La evolución en términos genéticos marcha a ritmo cósmico, un ritmo tan desesperadamente lento para nuestro cronómetro individual, que no tenemos como percibirla.

Las primeras formas de vida, es decir, algunas proteínas, se estima que aparecieron sobre la tierra hace unos 4 000 millones de años. Los primeros mamíferos que se irguieron, lo hicieron hace 6 millones de años. Según los hallazgos hechos en el fósil de Autralopitecus Afarensis de 3,3 millones de antigüedad conocido como «La hija de Lucy» (sobre el que hablé en el artículo que me clonó el diario boliviano OPINIÓN), estos antepasados nuestros parece que ya presentaban un rudimentario aparato fonatorio. Hace apenas medio millón de años un antepasado nuestro más cercano, el Homo Erectus descubrió el fuego.

Lo que ha evolucionado a nuestro ritmo de Homo Sapiens son básicamente la cultura, el volumen y la calidad de la información y las extensiones de nuestras manos y nuestros sentidos, representados en la tecnología.

Desde este punto de vista, me atrevería a decir que el hombre moderno es un ser que está desadaptado para este hábitat que él mismo y sus antecesores han construido; entonces, las instrucciones y la dotación genética a veces no se corresponden con las necesidades ni con los hechos reales.

Basta con mirarnos a nosotros mismos y recordar las reacciones de que somos capaces cuando un carro se nos pasa en una hilera, cuando alguien nos quita el puesto en un parqueadero o en una fila; lo que sentimos cuando estamos apresados entre una multitud o en un ascensor y algún desconocido nos roza o se nos pega demasiado. Sobretodo en esta última situación somos especialmente vulnerables y tendemos a actuar irracionalmente ante una eventual amenaza.

Antonio Vélez, en su libro “Homo Sapiens” (Villegas editores, Colección ‘Divulgación científica’, septiembre 2006, que todavía no figura en la página oficial de la editorial), afirma: “lo que fue biológicamente bueno para la especie o el individuo en épocas pasadas, no necesariamente sigue siéndolo ahora, cuando las condiciones del nicho han variado en forma tan sustancial. Recordemos que el hombre moderno tiene alrededor de 200 000 años de haber aparecido en África, y que 95% de ese tiempo lo vivió en pequeñas comunidades integradas por parientes cercanos, sin ninguna tecnología y en medio de una cultura menesterosa”.

Es probable que si no nos extinguimos por cuenta de nuestras propias acciones y el nicho se mantiene estable a lo largo de otros miles de años, como resultado de la selección natural nuestros descendientes se vayan adaptando al actual nicho ecológico y se extingan los más violentos y surja un ser más tolerante, legítimamente pacífico y “civilizado”, con un comportamiento más acorde con la demanda de la vida en las ciudades.

El ser humano tiende a actuar irracionalmente o en masa en circunstancias cuando desde su cerebro más primitivo siente que está en riesgo su la supervivencia. Y ese comportamiento, que al parecer tiene raíces genéticas, fue muy útil para nuestros antepasados cuando éstos habitaban en comunidades pequeñas y les servía ya fuera para conquistar a las hembras de su entorno, para proteger a su prole y para protegerse a sí mismos de los grandes depredadores, para llevar a cabo sus jornadas de cacería, para defender sus territorios o para conquistar otros nuevos.

Algunas especies, entre las que nos incluimos los humanos, tenemos un repertorio de señales de apaciguamiento cuando se producen las luchas cuerpo a cuerpo, como son los gestos de dolor, los quejidos y la presencia de sangre. Son claras señales de apaciguamiento que en circunstancias normales bajan los niveles de agresividad del agresor o del ganador de la contienda. También cabe el menos honroso recurso de la huida.

Un elemento que cambió las reglas del juego en el proceso evolutivo para la especie humana fue el uso de las herramientas de largo alcance. ¿Por qué?

(Mañana sigo con la segunda y última parte)


Un punto de vista muy personal

Este es el blog de Marta Restrepo. En él se expresan todas las Martas que me habitan: la racional, la emocional y todas sus subdivisiones.

Algo sobre mí

Entrevista en equinoXio, en la columna de Lully: "Al desnudo en mi balcón".

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