Estuve de visita en La otra agenda, leyendo un post llamado ¿Es responsable la responsabilidad social corporativa? Y mientras transitaba por allí se me vino de frente el tema de la mendicidad, específicamente en Colombia…
Yo no doy limosnas. No estoy de acuerdo con los que se sienten con la conciencia en paz luego de dar una limosna por la rendija de la entrecerrada ventanilla del carro. Esta ha sido una vieja discusión que he sostenido con una amiga que tiene un gran corazón, y que por ello mismo no alcanza a vislumbrar el daño que sus “buenas acciones” le hacen a todos esos niños o adultos que se paran en los semáforos con una actitud tan lastimera que a veces logran conmover al corazón más duro.
Porque detrás de esta escena cruel se oculta una realidad peor aún y es la del negocio de la mendicidad, que encadena a estos seres que acusadores en su impotencia con la mano extendida nos miran directamente a los ojos y que, sin saberlo, son eslabones de un negocio millonario que involucra tanto la trata de personas como la explotación infantil. Seguir leyendo ‘¿Dar o no dar limosnas para acallar la conciencia? Esa es la cuestión’