Archive for the 'Reflexiones' Category

Marchas en Colombia y fuerzas del Estado: apagando una vela con un extintor

Tal vez no se trata de exigir que se desmonte el Esmad ni de satanizarlo, sino de disponer de esta fuerza especial para usarla solo en aquellos casos para los que en realidad fue creada (no es este el caso), y para operar respetando los protocolos del DIH, que incluye el manejo permitido de armas “no letales”.

Aquí lo que está pasando es que esta fuerza –integrada por agentes que obedecen órdenes sin cuestionarlas (disciplina que llaman), algunos de ellos enardecidos y con ganas de ejercer ese poder que les confieren los símbolos en los que están envueltos (no en vano les dicen robocops)–, está siendo usada por el Estado de forma desproporcionada y oportunista (como apagando una vela con un extintor), buscando deslegitimar la protesta pacífica y dispersar a los marchantes*, sin que importen las consecuencias.

Esta fuerza está siendo usada en un contexto y con unos fines distintos a los que le dieron vida, en manos de un presidente necesitado de sentir que ejerce algún tipo de poder, y que ya perdió la inocencia. De hecho ya fue capaz de esconderle al país lo que pasó en el bombardeo de agosto en el Caquetá, en el que cayeron menores de edad (¿siete, ocho, dieciocho?)** y que en su momento, con conocimiento de causa, calificó de “Impecable y meticuloso”.

Ya sabemos la retahíla, y aunque repita eso que ya sabemos, no sobra decir que no faltan las plañideras que digan que es culpa de Santos, de Petro, del Foro de Sao Paulo, del castrochavismo, de las Farrr, de… los siete enanitos, en fin, y que repiten como un estribillo que los marchantes son, entre otros, vándalos izquierdistas, vagos, violentos, y hasta ñeros (para verificar si esto es cierto bastaría con ver, sin filtros convenientes, los videos de las marchas que desde distintos ángulos ruedan por las redes, y así no tener que poner en duda convicciones inamovibles).

Vivir aferrados al pasado como argumento, buscar venganza a toda costa, sin que importe si por cuenta de ello se sacrifica a un país entero, si, como en este caso, se hiere o se mata a marchantes –solo ven y justifican las víctimas cuando son de las fuerzas de seguridad, en una situación donde no tendría por qué justificarse ninguna víctima de ningún lado–, e insistir en que todo esto es culpa de una izquierda que como una enorme sombra amenazante se cierne sobre Colombia, son síntoma de que lo que mueve las pasiones es otra cosa a la que no le quiero poner adjetivos.

Recapitulando sobre lo que dije al principio, me niego a creer que el Esmad sea una fuerza maligna que tiene que desaparecer. No los defiendo tampoco, pero sí creo que ellos, con sus arremetidas violentas, son a su manera víctimas también de la presión de unas órdenes non sanctas impartidas desde arriba.

Para concluir, a todos los que se han excedido, llámese vándalos (que sí los hay, entre ellos la tal Epa Colombia) o fuerzas del Estado, debería juzgárseles sin atenuantes.

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* Uso la palabra “marchantes” a conciencia, aunque no aparezca con este significado en el Diccionario de la lengua española, así como puedo decir “caminantes” o “viajantes”, porque es precisa y está gramaticalmente bien construida.

** https://www.msn.com/es-co/noticias/colombia/en-su-momento-duque-calific%C3%B3-de-impecable-y-meticulosa-la-operaci%C3%B3n-en-la-que-murieron-siete-ni%C3%B1os/ar-AAJWGVk

** https://www.eltiempo.com/unidad-investigativa/asi-fue-el-bombardeo-en-el-que-murieron-8-ninos-en-caqueta-432146

** https://www.wradio.com.co/noticias/actualidad/cifra-de-menores-que-murieron-tras-bombardeo-en-caqueta-ascenderia-a-18-segun-testigos/20191112/nota/3977643.aspx

** https://noticias.caracoltv.com/colombia/ejercito-desmiente-que-sean-18-los-menores-muertos-en-bombardeo

El garbo de Greta

Menos mal que el discurso de Greta ha tenido impacto global. Lo celebro. El hecho de que los indígenas colombianos y de la región hayan dicho lo mismo por años y no se les haya oído no tendría por qué convertirse en un argumento para atacarla, para atacar a la persona (que porque es blanca, que porque blablabla), y no para cuestionar su mensaje.
Si los indígenas de nuestro país no han logrado tener el mismo impacto mediático nacional, y mucho menos global, con respecto al deterioro de sus territorios ancestrales, y Greta sí, no es culpa de Greta, es de cada uno de nosotros, que no le hemos dado suficiente voz a las voces de ellos. Es responsabilidad de nuestros representantes ante la ONU y otras organizaciones internacionales, sin sensibilidad social ni ambiental, pero protectores de los intereses de particulares, que se han dedicado a vender una imagen, por lo demás engañosa, de lo que pasa en Colombia.
Por fin alguien, una joven escandinava rubia blanca de ojos claros y con asperger, podría lograr que su discurso tuviera el impacto que no ha logrado, por ejemplo, el desoído clamor de nuestros indígenas.
Bienvenidos Greta y su discurso apasionado. Por fin alguien logra hacer estremecer nuestra indiferencia.
No se trata de la foto con Lagarde, ni de si la respaldan países de discurso verde claro o verde oscuro. Sus palabras son ciertas. Aquí los jóvenes, los próximos adultos de este planeta, son los que tienen la palabra. Nosotros, con nuestros costosos errores ambientales, ya vamos de salida.

Cada asesinato de colombianos, sin importar el origen de las balas, merece nuestra indignación

Ningún asesinato de colombianos se justifica por cuenta de conflictos de tierras o de intereses políticos o económicos perpetrados por grupos al margen de la ley, llámese disidencias de las Farc o grupos paramilitares. No se justifica ni el de cada uno de los 343 líderes sociales que al 3 de septiembre de 2018 habían sido asesinados en los dos últimos años en Colombia, ni el de los tres geólogos asesinados en Yarumal, que trabajaban para Continental Gold. Ninguno de estos asesinatos merece menos atención o disgusto enconado que los demás. Cada asesinato de colombianos, sin importar el origen de las balas, merece nuestra indignación.

Al mismo tiempo, cada uno de los criminales perpetradores, tanto los autores intelectuales como los materiales, sean disidentes de las Farc, paramilitares, sicarios o, incluyamos, delincuentes comunes (que de comunes no tienen nada) deberían pagar cadena perpetua por cada uno de esos crímenes. Y aunque a veces la indignación lleve a pensar que en justicia cada uno de ellos debería ser condenado a muerte, esto sería incurrir en una solución brutal y peligrosamente arbitraria (la pena capital ha ido siendo desmontada paulatimanente en muchos países del mundo, entre otras razones por el riesgo que se corre de propiciar que se ejecute a alguien injustamente, algo atroz e irremediable que ya ha ocurrido y que ha sido una de las principales razones para abolirla).

 

– https://www.eltiempo.com/…/lideres-y-defensores-asesinados-…

– https://www.elpais.com.co/…/familias-hablan-de-amenazas-que…

– https://es.wikipedia.org/…/Anexo:Pena_de_muerte_por_pa%C3%A…

Agenda política periodística

Cuando algún medio masivo de comunicación (específicamente para el caso colombiano) usa sistemáticamente términos como: «el presidente Uribe», para referirse al expresidente Uribe, y «grupo terrorista de las Farc», para referise a las Farc (que de hecho sí lo son, pero repetirlo sistemáticamente denota una intencionalidad que no es gratuita en un comunicador que conoce el efecto de la repetición), denota una estrategia calculada que forma parte de una agenda política. Los directores de medios o los editores que indican el uso de estas expresiones saben qué buscan lograr en quienes los oyen (radio), en quienes los ven (televisión) y en quienes los leen (medios impresos), y esto es no es para nada ético.

El guion oculto de lo que ocurre en Venezuela

Sabemos que, al igual que en cualquier proceso histórico, solo el tiempo irá permitiendo que los móviles y el efecto de los sucesos en Venezuela se decanten, que el rompecabezas se vaya armando y que se aclaren los guiones ocultos, incluido el que hay tras la forma como se ha venido divulgando la información en algunos medios colombianos.

En estas situaciones (y en las que revistan algún interés), uno toma posición (a pesar del deseo o de la intención como comunicador de pretender ser imparcial), y eso no es ni malo ni bueno, es inherente a la naturaleza humana. La realidad vista de cerca se parece a la historia de los seis ciegos y el elefante, y lo que ocurre en Venezuela no es la excepción:

Imagen

http://www.edualter.org/material/euskadi/elefante.htm

Lo que ocurre en Venezuela es un hecho inocultable, las protestas son multitudinarias, y eso refleja que el descontento es real. Puede que no sea de la población total, pero es un hecho. Y, al igual que Maduro miente e intenta negar los hechos y desviar la atención convirtiendo a Colombia en el objeto del conflicto en un esfuerzo inútil por cambiar el rumbo de la realidad, hay medios extranjeros interesados en enardecer el descontento de los venezolanos, con una actitud que suena más a retaliación que a un interés transparente por querer informar de manera equilibrada.

Que haya fracciones del ejército nuestro o algún grupo non sancto de colombianos interesados en contribuir a impulsar las revueltas no es de extrañar, sabemos que «En río revuelto, ganancia de pescadores», y que a partir de algunos fragmentos de las grabaciones de las chuzadas del Ejército se ha podido observar descontento en una parte de las filas frente a la salida negociada en Colombia (me refiero al proceso de paz  nuestro).

La guerra es un negocio, y firmar la paz en Colombia, aunque no significa que al día siguiente todos vamos a amanecer amándonos como hermanitos, sí es el principio de un largo proceso que demanda años de justicia transicional y de persistentes esfuerzos por sanar las heridas, pero al mismo tiempo, en el que, como consecuencia natural, debería reducirse significativamente el presupuesto destinado a la guerra.

La paz significa que muchos ganan, pero otros pierden: pierden tanto los beneficiarios de los multimillonarios contratos relacionados con todo tipo de insumos para la guerra, como quienes libran la batalla ideológica para la perpetuación de esta, y quieren la aniquilación de los opositores por vías violentas. Romper relaciones con Venezuela podría convertirse en un obstáculo para el proceso de paz, y eso lo saben los que saben cómo es que se hace la guerra y quieren mantenerla.

En Venezuela también hay en juego intereses de peso desde otros frentes extranjeros, adicionales a estos que aquí menciono, como la distribución de las cuotas en el abastecimiento de petróleo, el empoderamiento en Venezuela de potencias extranjeras ajenas a los intereses de otras potencias de la región, y que están situadas en diferentes extremos ideológicos (y económicos), la razón de fondo de la llamativa inversión en armamento hecha por Venezuela en los últimos años (desde los tiempos del «pajarito» que le habla al oído a Maduro), en fin, que forman parte del guion oculto en este conflicto.

Total, la metáfora de los seis ciegos y el elefante viene como anillo al dedo para darle una perspectiva más clara a esto que está ocurriendo en Venezuela.

En cuanto a Maduro, como ya lo sabemos, está intentando apelar al viejo truco de tratar de desviar la atención por medio de la creación de un enemigo externo (Colombia) y de la provocación con ataques verbales, para engancharnos en el juego. ¿El Gobierno le comprará el boleto? Mi deseo es que no.

El papel de la ONU en la destitución de Petro

Lo grave de la destitución de Petro no es que se trate de Petro. No hay que ser petrista, como de hecho no lo soy, para estar en desacuerdo con la toma de una decisión como estas, en las que hay una extralimitación de poderes (otra más) por parte del Procurador.

Y yo me pregunto: ¿en dónde radica el verdadero poder de este funcionario público? ¿Por qué Ordóñez tiene tanto poder? ¿Quienes fraguaron esta destitución lo hicieron desde la sed de poder y la prepotencia? ¿Midieron las consecuencias? ¿Las subvaloraron o, por el contrario, las desearon? ¿Tiene algún trasfondo que busca reacciones para sabotear el proceso de paz?

Ahora hay que ver qué pasa cuando salte a los medios el próximo abuso de otro funcionario público, el próximo carrusel, el próximo villancico o se inventen la próxima cortina de humo para dar vuelta a la página, y las cosas sigan igual.

Ojalá la ONU logre ejercer una autoridad que esté por encima de la trama oculta en los juegos de poder que impiden que el Estado sí vele realmente porque la «democracia» sea más que una bonita palabra.

http://www.semana.com/nacion/articulo/onu-cita-al-procurador-por-destitucion-de-petro/367840-3

De regreso

Estoy  de regreso a Markota, luego de casi dos años de ausencia (con un paréntesis hecho el año pasado). He estado haciendo un recorrido por los espacios de mi residencia virtual, y veo que tengo mucho trabajo por hacer: hay telarañas, el polvo acumulado sobre los muebles ha recubierto todo de un color uniforme y gris, los jardines están invadidos por las malezas, hay humedades en los techos y paredes, algunos amigos se han mudado o cerraron sus espacios para siempre, el hermoso vecindario que conocí y que fue testigo de tertulias, solidaridades y debates se ha desintegrado. Otros se fueron de vacaciones desde hace meses, desde hace años, y aunque, al igual que yo no derrumbaron la historia construida, no han regresado.

¿Adónde se fueron tantos?

Pero, hay también hay otros entrañables que tienen sus blogs vivos, vitales y enriquecidos. ¡Qué bueno! ¡Ya tendré la oportunidad de visitarlos!

La trivialización del horror

‎»El patrón del mal». Solo había visto el primer episodio, así que en estos días me devoré el resto de la serie, hasta ponerme al día y llegar al capítulo actual. Es agarradora, no se puede negar. Pero es una serie superficial, que trivializa el horror de lo que hicieron Pablo Escobar y sus hombres. Que peca por la desequilibrada caracterización de los personajes. Que no logra traducir la dimensión de lo que vivimos en ese entonces, así muestre disparos y sangre. Que les da un toque pintoresco a esos monstruos y un matiz mediocremente melodramático a los que en un acto entre valiente y suicida se les enfrentaron.
Y está bien que haya quienes digan que una serie de estas no tiene por qué buscar ser moralizadora (o algo así), pero sí creo que hay una responsabilidad que asumir frente a una audiencia que es hija directa (en el sentido biológico e ideológico) de esos valores que Escobar fue sembrando por todas partes en un campo abonado por el abandono del Estado y por las carencias.
Me imagino que les ha ido muy bien con la pauta comercial, porque, a medida que avanza, los creadores han ido abusando cada vez más del viejo truco de ir estirando el tiempo que le dedican al recuento del capítulo anterior y a los avances del siguiente y, me imagino, al volumen de pauta comercial, porque ahora el tiempo total, que empezó con alrededor de 45 minutos por capítulo, en los últimos está alrededor de los 28 minutos. Además, han ido apelando cada vez más al recurso del suspenso para dilatar, no como recurso para narrar (al menos así se percibe), los desenlaces trágicos que ya se sabe que vendrán.


Un punto de vista muy personal

Este es el blog de Marta Restrepo. En él se expresan todas las Martas que me habitan: la racional, la emocional y todas sus subdivisiones.

Algo sobre mí

Entrevista en equinoXio, en la columna de Lully: "Al desnudo en mi balcón".

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