El riesgo de callar los «te quiero»

Es verdad que cada acto rutinario, en algún momento y sin excepción, ocurre por última vez. Una mañana abriré los ojos por última vez.

En diferentes momentos de mi existencia abrazaré por última vez o le diré «te quiero» o hasta luego a cada uno de los seres que amo, sin saber que es la última, o a todos porque seré yo quien para siempre cierre los ojos en la bruma oscura de la muerte.

Cuando pienso en esto me estremezco y caigo en la cuenta del riesgo de azar que corro al callar los te quiero y al aplazar los abrazos, para yo no sé cuándo, sin saber cuándo caerá la última hoja de mi calendario.

Borges lo expresa en este poema:

Los límites

«De estas calles que ahondan el poniente,
una habrá (no sé cuál) que he recorrido
ya por última vez, indiferente
y sin adivinarlo, sometido

a Quien prefija onmipotentes normas
y una secreta y rígida medida
a las sombras, los sueños y las formas
que destejen y tejen esta vida.

Si para todo hay término y hay tasa
y última vez y nunca más y olvido
¿quién nos dirá de quién, en esta casa,
sin saberlo, nos hemos despedido?

Tras el cristal ya gris la noche cesa
y del alto de libros que una trunca
sombra dilata por la vaga mesa,
alguno habrá que no leeremos nunca.

Hay en el Sur más de un portón gastado
con sus jarrones de mampostería
y tunas, que a mi paso está vedado
como si fuera una litografía.

Para siempre cerraste alguna puerta
y hay un espejo que te aguarda en vano;
la encrucijada te parece abierta
y la vigila, cuadrifronte, Jano.

Hay, entre todas tus memorias, una
que se ha perdido irreparablemente;
no te verán bajar a aquella fuente
ni el blanco sol ni la amarilla luna.

No volverá tu voz a lo que el persa
dijo en su lengua de aves y de rosas,
cuando al ocaso, ante la luz dispersa,
quieras decir inolvidables cosas.

¿Y el incesante Ródano y el lago,
todo ese ayer sobre el cual hoy me inclino?
Tan perdido estará como Cartago
que con fuego y con sal borró el latino.

Creo en el alba oir un atareado
rumor de multitudes que se alejan;
son lo que me ha querido y olvidado;
espacio y tiempo y Borges ya me dejan».

Jorge Luis Borges

Sé que tal vez me estoy repitiendo, pero lo que acaba de ocurrir con el hijo de mi amiga me induce a re-reflexionar sobre el milagro y la provisionalidad de estar viva.

Arco Cuadrifronte de Jano

6 Respuestas to “El riesgo de callar los «te quiero»”


  1. 1 Álvaro Ramírez octubre 14, 2006 a las 5:08 pm

    Estremecedor tu apunte de hoy complementado con el poema.
    Lamento mucho la muerte de este muchacho y quiero expresarte mis sentimientos de compañía en estos momentos

  2. 2 Juan Camilo Barrera octubre 14, 2006 a las 5:16 pm

    Hola Martica, tú sabes que yo también perdí a un amigo mío el fin de semana pasado, y sólo él se llevó el secreto a su tumba, si fue suicidio o un simple y desafortunado accidente…nadie sabe a ciencia cierta y sólo son conjeturas lo que hay alrededor…

    Yo creo que uno debe vivir el día como si fuera el último…pues no sabemos que pasará al día siguiente. Y sobre los «te quiero» trato de no guardármelos, eso sí, cuando me salen de adentro…no me gusta decir cosas sin sentirlas tampoco…adulador no soy, que pereza.

    Te invito Martica y el resto de «amigos virtuales» de Marta, a que opinen en mi blog, que nació hace poquito…no soy tan prolífico como Marta, Alvaro o algunos de acá para escribir, pero intentaré dar rienda suelta a lo que está dentro, a mis «conocimientos», experiencias vividas, etc y más etc…

    Les doy mi dirección
    http://milois.blogspot.com

    Un abrazo.
    Juan Camilo Barrera.

  3. 4 markota octubre 14, 2006 a las 10:53 pm

    Álvaro, te agradezco ese sentimiento que te despertó mi escrito. A mí me sirve tratar de tenerlo presente.

    Juan Camilo, más que como el último, yo creo que cada día hay que vivirlo como el único, porque lo único verdaderamente real es el presente, es el instante en que estoy viva. El pasado no existe, ya pasó definitivamente, y el futuro es una ficción, no existe tampoco y no sé en dónde ni cuando terminará este permanente presente en el que me desplazo en esos dos planos que son el tiempo y el espacio.

    Afrodita, qué bueno que hayas sentido lo que dices. Gracias por tu visita.

  4. 5 Maisa octubre 25, 2006 a las 3:44 pm

    Markotica: Muchas veces lo he leído, lo sé y además, lo trato de tener presente, pero a veces es difícil decirlo, manifestarlo así lo sientas sobretodo con la familia, sabiendo y haciéndolos sentir que los quiero. Cuando pienso en la frase: «En vida hermano, en vida» pienso que es lo ideal, lo que quiero hacer y como me gustaría vivir, pero también es como en ese afán de la vida, o en la costumbre del día a día, las taras de la educación, en fin, en las que se desdibuja la verdadera esencia de las relaciones y los te quieros quedan en lo que se supone, en lo que se demuestra y no en la ratificación por medio de dos palabras: TE QUIERO

  5. 6 markota octubre 25, 2006 a las 4:05 pm

    Maisa, cuando las digo desde el corazón, siento un frescor por dentro. Cuando abrazo, siento el chorro de endorfinas que se riegan por todo mi cuerpo.


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