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Maduro y el pajarito

Y si Maduro es un maduro y Chávez es un pajarito…, ¡que se esconda Maduro!

De regreso

Estoy  de regreso a Markota, luego de casi dos años de ausencia (con un paréntesis hecho el año pasado). He estado haciendo un recorrido por los espacios de mi residencia virtual, y veo que tengo mucho trabajo por hacer: hay telarañas, el polvo acumulado sobre los muebles ha recubierto todo de un color uniforme y gris, los jardines están invadidos por las malezas, hay humedades en los techos y paredes, algunos amigos se han mudado o cerraron sus espacios para siempre, el hermoso vecindario que conocí y que fue testigo de tertulias, solidaridades y debates se ha desintegrado. Otros se fueron de vacaciones desde hace meses, desde hace años, y aunque, al igual que yo no derrumbaron la historia construida, no han regresado.

¿Adónde se fueron tantos?

Pero, hay también hay otros entrañables que tienen sus blogs vivos, vitales y enriquecidos. ¡Qué bueno! ¡Ya tendré la oportunidad de visitarlos!

La trivialización del horror

‎»El patrón del mal». Solo había visto el primer episodio, así que en estos días me devoré el resto de la serie, hasta ponerme al día y llegar al capítulo actual. Es agarradora, no se puede negar. Pero es una serie superficial, que trivializa el horror de lo que hicieron Pablo Escobar y sus hombres. Que peca por la desequilibrada caracterización de los personajes. Que no logra traducir la dimensión de lo que vivimos en ese entonces, así muestre disparos y sangre. Que les da un toque pintoresco a esos monstruos y un matiz mediocremente melodramático a los que en un acto entre valiente y suicida se les enfrentaron.
Y está bien que haya quienes digan que una serie de estas no tiene por qué buscar ser moralizadora (o algo así), pero sí creo que hay una responsabilidad que asumir frente a una audiencia que es hija directa (en el sentido biológico e ideológico) de esos valores que Escobar fue sembrando por todas partes en un campo abonado por el abandono del Estado y por las carencias.
Me imagino que les ha ido muy bien con la pauta comercial, porque, a medida que avanza, los creadores han ido abusando cada vez más del viejo truco de ir estirando el tiempo que le dedican al recuento del capítulo anterior y a los avances del siguiente y, me imagino, al volumen de pauta comercial, porque ahora el tiempo total, que empezó con alrededor de 45 minutos por capítulo, en los últimos está alrededor de los 28 minutos. Además, han ido apelando cada vez más al recurso del suspenso para dilatar, no como recurso para narrar (al menos así se percibe), los desenlaces trágicos que ya se sabe que vendrán.

Primavera

Los primeros brotes de las plantas se asoman esperando el santo y seña para vestir de verde la primavera.

Algunas flores, anticipadas mensajeras, se abrieron tempranas para dar la bienvenida a la fiesta de colores.

Primavera

Justicia para los primos Nule

Hay que protestar para que a los primos Nule, señalados como autores del llamado «Carrusel de contrataciones» irregulares en Bogotá, les den las condenas que en justicia les corresponda, sin maromas de leguleyos (mejor aún, a pesar de las maromas que puedan intentar hacer los leguleyos).

En la imagen, y de izquierda a derecha, los que Semana denomina "Los tres tenores": Manuel, Miguel y Guido Nule. A la derecha, Mauricio Galofre, señalado como socio de los negocios irregulares dell conglomerado Nule.

En la imagen, y de izquierda a derecha, los que Semana denomina "Los tres tenores": los hermanos Manuel y Miguel Nule Velilla y, en tercer lugar, su primo Guido Nule Mariño. A la derecha, Mauricio Galofre, señalado como socio de los negocios del conglomerado Nule.

Sobre los Nule pesan cargos por falsedad en documento público, peculado por apropiación, fraude, cohecho y concierto para delinquir. Se les acusa de haber defraudado a más de 10 000 personas y de haber desviado hacia cuentas en el exterior más de 2000 millones de dólares que se les habían asignado para la ejecución de obras públicas.

Se les acusa de haber dejado abandonadas obras no solo en la capital de Colombia, sino en otras regiones del país.

Merecería más años de cárcel cualquiera de ellos que el asaltante que entra armado a robar un banco. Un atracador no alcanza a sacar en un asalto tanto dinero como, al parecer, se han embolsillado estos yuppies, que después de haber huido a Miami y a Roma, tuvieron que regresar a rendir cuentas a Bogotá ante la amenaza hecha por la fiscal Vivianne Morales de extender una circular roja de la Interpol.

Lo delicado es que los cargos contra ellos, que involucrarían a funcionarios públicos y al mismo alcalde de Bogotá, Iván Moreno Rojas –y que serían una oportunidad de excepción: la punta de la madeja para destapar el nido de ratas que subyace bajo las impecables curules de los ediles–, por esta misma razón están expuestos a distorsionarse o a desaparecer, debido al poder de corrupción para callar testigos, manipular o desaparecer pruebas, etc., situaciones que serían apenas lógicas si involucran a personajes de antemano corruptos o corrompibles.

Basta con decir que a los Nule se les acusa de destinar 4500 millones de pesos para pagos a funcionarios corruptos.

De no hacerse justicia, afuera les esperarían sus blanqueadas fortunas heredadas en vida por parientes (o por allegados) testaferros.

Más de un cerebro joven e inescrupulosamente ambicioso hará cálculos en voz baja, y habrá quien piense que por el premio vale la pena someterse a unos cuantos añitos de cárcel en una celda tipo Premium.

El deber cumplido (un cuento)

Esta tarde el presidente de la fábrica de armas de largo alcance apagó satisfecho el computador de la oficina.

El nuevo conflicto armado estaba cobrando más fuerza de lo proyectado, las gestiones de mercadeo y ventas estaban arrojando excelentes resultados y sus clientes habían incrementado sensiblemente el volumen de los pedidos. Ahora el lío había sido reajustar con sus sabios el plan de compras de insumos y materias primas y, además, reestructurar todo el programa de producción. Pero subcontratando procesos, comprando con buenos descuentos a otros productores de menor tamaño y reajustando aquí y allá, habían ido obteniendo el stock para cumplir con el 100 % de los pedidos.

Ahora el nuevo presupuesto del trimestre –y todo parecía indicar que también el del semestre– se iba a cumplir con holgura.

Pocas cosas comparadas con la satisfacción del deber cumplido. Esta noche pensaba celebrar discretamente en familia: con su esposa y sus tres angelicales hijitos.

Des-Chaveztados

Es clara la orden para los seguidores de Chávez cuando están frente a un opositor o ante un medio de comunicación: hablar sin tregua, sin dar pie para que se les corte el discurso y sin dejar oír ninguna de las palabras que intente modular el opositor. ¡Es un ruido agresivo e irrespetuoso tanto con el interlocutor como con el público! ¡AH! Y no pueden dejar por fuera la trasnochada y desgastada palabra «imperialismo».

¿Jubilar la tilde?

á é í ó ú

Reproduzco aquí un comentario que escribí en una interesante entrada publicada por Fabio Villegas Botero en Equinoxio, llamada «Las tildes al diccionario».

Han pasado veintiocho años desde cuando García Márquez nos regaló en Zacatecas ese bello discurso conocido como «Botella al mar para el Dios de las palabras», sobre la jubilación de la ortografía.

Yo me cuento entre los defensores de la tilde; sobre todo, por asuntos prácticos. Esta es mi explicación del porqué.

La tilde cumple una función bien interesante en el español: señalar gráficamente las excepciones a la regla. Los profesores de español les enseñan a los extranjeros que en nuestro idioma las palabras que terminan en VOCAL, N o S tienen el acento en la penúltima sílaba (margen, frase, martes). Esto quiere decir que si terminan en una letra diferente y no tienen acento gráfico (tilde), son agudas: coctel, misil, estructural, ardid, hablar, reloj, pertinaz.

Cuando se altera este principio, hay que señalarlo. Y una solución práctica para señalarlo es mediante un recurso gráfico, que en el español es la tilde: cóctel, mísil, árbol, camión.

¿Y cómo indicamos que esa palabra que termina en vocal no es llana sino esdrújula o sobresdrújula? La única forma conocida en español (salvo cuando el contexto evidencia el lugar donde debe ir la acentuación) es la tilde. Esto es fácil de verificar; para ello retomo un modelo que usaste: Hábito, habito, habitó. / Tráfico, trafico, traficó. / Término, termino, terminó. / Esdrújula.

Cuando tenemos juntas dos vocales cerradas (iu, ui), dos vocales iguales o una vocal abierta (a, e, o) y una cerrada, hay diptongo.

Para el caso de la abierta y la cerrada (sin importar el orden), el acento va sobre la vocal abierta (el diptongo se rige por las normas generales de acentuación): oiga, óigame, bonsái. Cuando se rompe esta regla, es decir, cuando el acento va en la vocal cerrada y no en la abierta, también se rompe el diptongo, y el resultado es un hiato, una ruptura de la sílaba.

¿Cómo indicamos, entonces, la presencia de este caso de hiato? Lo señalamos con una tilde, sin importar la posición del hiato: baúl, grúa, comía, ahíto (la h no afecta al hiato). Los demás hiatos (dos vocales iguales o dos vocales abiertas diferentes) se rigen por las normas generales de acentuación.

Alguien que no sepa de memoria dónde queda el acento de una palabra (sea un hispanohablante o un extranjero), muy posiblemente la acentuará basándose en la regla de la VOCAL, N y S. Por ejemplo: ¿dónde llevan el acento palabras como: barbajan, furfuraceo, aspalato, ambidos, etc.? No es lo mismo río que rio; fío que fio; confiás que confías; pelícano que pelicano; contrarias que contrarías.

Con respecto a las tildes diacríticas, son una solución para resolver los casos de ambigüedad, aunque no siempre son indispensables. Un ejemplo que les pongo a mis alumnos es:

Si Carlos y María compraron carros usados, ¿por qué compraron estos carros usados? ¿A qué se refiere <b>estos?</b> Necesariamente se refiere a los carros usados. ¿Y si quería referirme a Carlos y María?… Debo precisarlo con una tilde: ¿Por qué compraron <b>éstos</b> carros usados? Claro que otra opción sería reescribir la pregunta, y hasta quedaría mejor redactado.

Soy de los que escriben guion sin tilde: me parece que es consecuente con la norma, porque la U es muda y su función (salvo las variantes regionales señaladas por la RAE) es señalar que se debe leer como  G y no como J. En cuanto a lo de truhán, no lo sabía, no lo había notado y, ahora que lo leo, me parece que tiene toda la lógica, porque es un diptongo mediado por una H, en este caso tan muda y tan inútil como nuestro entrañable apéndice (al igual que la H de los hiatos ahíto, vehículo, búho, etc.).

En fin, la historia es más larga: faltan los triptongos y otras menudencias, pero mi objetivo básico era argumentar por qué en español el uso de la tilde tiene lógica y coherencia.

En otros aspectos de discusión que están en boga, no me gusta el «todas y todos», ni el «juez y jueza», no «coloco» casi nada y seguiré acentuando sólo (solamente), aún (todavía) y las palabras interrogativas para preguntas directas e indirectas, porque, ya sea por facilismo o por  moda, sería crítico prescindir de la diacrítica.

Un saludo virtual.


Un punto de vista muy personal

Este es el blog de Marta Restrepo. En él se expresan todas las Martas que me habitan: la racional, la emocional y todas sus subdivisiones.

Algo sobre mí

Entrevista en equinoXio, en la columna de Lully: "Al desnudo en mi balcón".

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